Cuando vemos a un familiar o amigo sufrir, nuestra primera reacción es decirle lo que puede hacer para salir de esa situación que le perjudica con el objetivo de ayudarle. Sin embargo, esta no es la estrategia más eficaz cuando la persona afectada no se ha planteado ni que tiene un problema ni que le iría bien pedir ayuda o iniciar terapia para sentirse mejor.
En ciertas ocasiones, cuando tenemos un problema nos encontramos en la fase que los autores Prochaska y Diclemente nombraron como fase de precontemplación. Las personas que se encuentran en esta fase raramente acuden por iniciativa propia a la consulta de un profesional, ya que aún no han considerado que tienen un problema o que necesitan introducir un cambio en su vida.
La baja motivación para cambiar la situación actual no debe entenderse como un obstáculo, sino como un estado momentáneo en el que hay posibilidad de cambio. La motivación es el deseo de cambiar y puede ser influido por múltiples factores.
¿Qué estrategias podemos utilizar para aumentar la motivación al cambio?
Primero de todo, es importante decir que no existe ninguna estrategia mágica para incrementar la motivación al cambio, pero sí que es cierto que las estrategias que describiré a continuación, pueden ayudar a ello.
Cuando queremos ayudar a una persona que considera que no tiene ningún problema o se encuentra ambivalente, nuestro objetivo principal tiene que ser el de aumentar la duda de continuar en la misma situación. Esto lo podemos conseguir si tomamos consciencia de los riesgos y los problemas de la conducta actual.
Vamos a suponer que nuestro amigo o familiar a quien queremos ayudar, lleva unas semanas con un estado de ánimo depresivo. Algunas de las estrategias que te permitirán aumentar su motivación al cambio son:
- Eliminar obstáculos: a veces, no nos atrevemos a iniciar cambios porque hay obstáculos en el camino que pesan más que nuestra motivación para vencerlos. Esta estrategia consiste en ayudar a nuestro familiar o amigo que lleva días sin salir de casa por su estado depresivo a identificar qué es lo que se lo impide y, a continuación, minimizar estos obstáculos o eliminarlos.
Por ejemplo: puede que le cueste más salir de casa si lo tiene que hacer solo y en transporte público. Para eliminar el obstáculo podemos acompañarle donde quiera ir y llevarle en coche.
- Ofrecer alternativas: cuando no existe una motivación para el cambio, forzar una persona a realizar una acción concreta, que implique un cambio muy grande, incrementa la sensación de poca libertad y hace aumentar la resistencia. Otra opción en estos casos, es ofrecer varias alternativas, objetivos más pequeños, para buscar solución a la situación actual.
Por ejemplo: podemos ayudar a describir a nuestro amigo o familiar varios objetivos terapéuticos para salir de la situación actual y que sea él quien escoja el que le guste más o sea más importante para él. Algunos de ellos podrían ser: retomar las relaciones sociales con uno o dos amigos 2 tardes a la semana, realizar actividades gratificantes como deporte dos veces por semana, salir a pasear media hora cada día, etc.
- Disminuir la deseabilidad: Después de ver a tu amigo o familiar triste o irritable en casa durante varios días, seguramente, te habrás preguntado: ¿Qué beneficios puede tener seguir así? La respuesta es: comodidad por el hecho de evitar enfrentarse a la realidad y, en algunos casos, más atención de los familiares y amigos. Todo ello, beneficios a corto plazo. Tu papel aquí es importante, ya que consiste en hacerle ver cuáles son los beneficios del cambio y retirar el peso de los motivos de seguir en la misma situación.
Por ejemplo: puedes hacerle ver que continuar en la misma situación le reportará beneficios pero sólo a corto plazo y que a la larga puede tener más costes como el aislamiento. En cambio, pedir ayuda a un profesional o retomar las relaciones sociales, puede ser costoso al principio pero puede aportar más beneficios a largo plazo.
- Practicar la empatía: la habilidad de la empatía es conocida como aquella que nos permite ponernos en el lugar de la otra persona y entender cómo se siente. Para motivar al cambio no sólo tenemos que mostrarnos empáticos sino que tenemos que desarrollar una escucha reflexiva, es decir, prestar atención a cada comentario o reflexión de nuestro familiar o amigo con el objetivo de comprender su significado.
En este artículo hemos visto varias estrategias para aumentar la motivación al cambio. Te animo a ponerlas en práctica. Si necesitas más información o tienes cualquier pregunta no dudes en contactar conmigo.
Anna Vives Navarro
Psicóloga y psicoterapeuta