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Mitos sobre la crisis de ansiedad (1a parte)

La interpretación catastrófica de los síntomas físicos como aceleración cardíaca o aceleración de la respiración, cuando son producidos por ansiedad, es uno de los desencadenantes más comunes para hacer saltar la chispa y acabar provocando una crisis de ansiedad.

Disponer de una información real y objetiva de la causa y las consecuencias de estos síntomas, puede ayudar a las personas que tienen crisis de ansiedad, a dar una explicación alternativa a los síntomas y a reducir el grado de ansiedad previo a la crisis o a evitar la crisis de ansiedad.

Desmintiendo mitos sobre la crisis de ansiedad

1. “La aceleración cardíaca me puede producir un infarto”.

Uno de los temores más comunes en personas que sufren crisis de ansiedad es que la aceleración cardíaca acabe produciendo un infarto. ¿Es posible que esto suceda?

Para que se produzca un infarto en primer lugar tienen que existir una serie de factores de riesgo como tener el colesterol alto, fumar frecuentemente, tener hipertensión, hacer una dieta alta en grasa, entre otros. Estos factores con el tiempo pueden producir una obstrucción en un vaso sanguíneo interrumpiendo así el riego sanguíneo. La falta de sangre y, por tanto, de oxígeno, en aquella zona del cuerpo produce muerte de los tejidos, lo que es conocido como infarto.

Lo que sucede durante una crisis de ansiedad es que el corazón late más deprisa y por los vasos sanguíneos circula más sangre. En consecuencia, la simple aceleración cardíaca no puede llegar a producir un infarto.

2.“La dificultad para respirar me puede llevar a la asfixia”.

Las personas que tienen dificultades para respirar cuando están padeciendo una crisis de ansiedad, temen llegar a quedarse sin aire y asfixiarse. ¿Qué es lo que pasa en realidad?

Para respirar de una forma adecuada primero tenemos que dejar salir el aire que tenemos en los pulmones para posteriormente dejar entrar el aire nuevo. Durante la crisis de ansiedad, los músculos relacionados con las vías respiratorias están tensos. Al no relajarse en la expulsión del aire, no dejan que salga una cantidad suficiente de aire y esto provoca que en la siguiente inspiración entre menos aire. Es decir, lo que en realidad provoca la “dificultad” para respirar es la tensión muscular.

Sin embargo, la persona que padece la crisis de ansiedad suele hacer una interpretación catastrófica de sus síntomas y estos pensamientos negativos provocan una mayor tensión muscular. A su vez este hecho provoca mayor dificultad para respirar y mayor miedo y tensión.

¿Es posible asfixiarse cuando aparece la crisis de ansiedad? No, porque en el improbable caso de que la persona impidiera totalmente la entrada de aire, se activaría nuestro mecanismo de seguridad: el sistema parasimpático. Este sistema haría lo siguiente:

  1. Producir un desmayo para relajar la musculatura.
  2. Pasar el control de la respiración a los centros automáticos.
  3. Nos devolvería la conciencia una vez solucionado el problema.

 

En este artículo hemos visto dos de los mitos de la crisis de ansiedad más comunes. Te invito a leer el próximo artículo: Mitos de la crisis de ansiedad (2ª parte), en el que desmentiré más mitos relacionados con la ansiedad.

Anna Vives Navarro

Psicóloga y psicoterapeuta

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